He oído este programa de la maravillosa radio de la facultad de Antropología de la UNED, cuyo buceo recomiendo a todo el mundo, porque hay auténticas joyas guardadas en esos pequeños podcast.
En este programa hablaban de cómo se lee en el mundo virtual. Cómo el mundo de internet ha cambiado nuestra manera de leer, no solo en cuanto a qué leemos (libros, novelas, blogs, post de facebook, etc) sino cómo lo hacemos: antes desde el principio hasta el final, salvadas las excepciones, como Rayuela, por ejemplo. Ahora el lector empieza por donde se encuentra la obra. Y la obra puede ser cualquier cosa.
Me ha llamado la atención, sin embargo, que hayan obviado cómo esa ventana al mundo que es internet, contribuye a una lectura aún más polimérica que la tradicional: la obra se multiplica cada vez que la lee alguien. Y yo creo que realmente, el hecho de que los ojos que leen hayan multiplicado su procedencia, el hecho de que se facilite de tal manera una ingente cantidad de lecturas internacionales, hacen que esa polimeridad sea especialmente intensa, porque, como decía la semana pasada, el arte es de difícil traducción; pero no solo el arte, no solo me refiero a la lectura de ficción, sino también a otras disciplinas escritas, porque ellas también se leen con otros ojos.
Y a mí, en todo caso, me parece fascinante la idea de un planeta lector, tanto como la de una pila infinita de libros planetarios.
