Un amigo es alguien que está siempre, aunque no esté nunca. Un amigo nunca desaparece del todo. Siempre está en la esquina de tu existencia. Un amigo es ese que hubiera venido a cuidarte el día que estuviste enfermo, pero no lo hizo porque estaba a 2000 kilómetros o porque simplemente no sabía que estabas enfermo. Pero lo hubiera hecho, aunque tuviera que cancelar su concierto de los Rolling. Un amigo es alguien con quien quieres estar. Con un amigo de los de verdad se puede uno enfadar horriblemente porque no pasa nada.
Pueden pasar años sin saber nada de esa amiga o de ese amigo, de pronto reaparece, de una forma u otra, y el sentimiento de amistad sale de la caja en la que estuvo guardado, se quita el polvo de los hombros y se sienta a la mesa como si tal cosa, con toda naturalidad, impregnando las risas, las palabras, las miradas.
Un amigo te pide y le das. Y luego tú no haces las cuentas (como en este video ), no le pides que te devuelva el favor. Aunque lo haga y tú harías lo mismo.
Un amigo es alguien a quien se quiere. Y punto. Y cuando se quiere, se quiere. Sin condiciones. Para siempre. Dándolo todo.
Y claro, a todo el mundo le gusta tener amigos. Estar juntos es una necesidad humana y universal.
Esto es lo que yo pensaba hasta hace bien poco, no porque me hayan fallado los grandes amigos que tengo aquí, eso no, no lo harían, nunca. Sino algunos comentarios de una de esas grandes amigas que tengo aquí (que de veras lo es)... sus comentarios me hicieron pensar en la forma distinta que tenemos de entender las relaciones humanas., ni bueno ni malo, distinto. Y luego casualmente, poco después, lo leí un en estupendo libro de otra estupenda amiga. No es que nunca hubiera pensado sobre cómo se relacionan las personas aquí, pero eran pensamientos sueltos, y desde luego no se me había ocurrido preguntarme por el modo español (general) de sentir la amistad. Nunca me había dado cuenta de cómo proyectaba mi idea de la amistad sobre mis relaciones aquí.
La philia, la amistad, la necesidad de la juntedad es aparentemente una cosa bien distinta en otros lugares, donde se aprende a consolidar relaciones de otra forma, se tienen otras expectativas, se usan otros rituales.
Así que de nuevo me encuentro con sensación de novata tanto en mi nuevo ( o más nuevo, que ya tiene poco de nuevo) como en mi viejo país.
Ahora ya lo sé: la amistad es algo extraordinario en nuestra cultura.