
Nuestro guía, Jerónimo (en la foto con mi ceñuda hermana Laura) nos transportaba en un jeep descapotado por los confines de la isla, ya volcánicos, de negruzcas playas, tumbas de ancestros o lugares con significados mágicos y nos contaba lo que entonces entendíamos como leyendas y ahora sé que era la Historia de su Pueblo.
El detalle de mis recuerdos alcanza detalles tan minúsculos como el nombre del pastor alemán de nuestra familia anfitriona: se llamaba Tarzán.
Recuerdo que el pan se vendía en una suerte de estafeta de apenas cuatro paredes, un techo y una ventana situada en medio de una remota carretera de barro. Aquel pan, además, tenía un sabor muy diferente del que yo conocía.
Recuerdo que los telediarios llegaban con dos semanas de retraso, porque venían en barco desde Chile. Esto me impresionaba casi más que los mastodónticos y misteriosos moais.
Y que una noche nos dieron café para poder aguantar despiertos el espectáculo de danzas y cantos tradicionales que dieron en el teatro de la capital. Sólo recuerdo las faldas de guirnaldas. Y que tenía mucho sueño, a pesar del café.
Mi interés por los otros fue asentándose con muchos tornillos durante mi infancia: como aquellas sillas de azules que tenía mi gran amiga sueca Marie. Aquellas sillas- junto con todo lo que veíamos en su casa- me hacían imaginar mundos de cuento en los que hasta los muebles eran de colores.
En realidad aquel viaje y las sillas azules no solo despertaron mi curiosidad y dejaron para siempre en mí el interés por los otros, por los raros, sino que me dieron una herramienta que siempre llevo en mi maleta: saber que hay otras formas de hacer, de pensar, de construir, de creer; y que esas formas son tan válidas como las mías. La Isla de Pascua y las sillas azules - y más tarde, la antropología, claro- me proporcioron el antídoto contra el etnocentrismo, o creer que solo lo tuyo vale.
La Tierra es un planeta hermoso y lo sería mucho menos si todo fuera igual o todo el mundo hablara la misma lengua, comiera las mismas cosas o hiciera las mismas cosas.
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