Las clases del idioma del neo país son una oportunidad excelente para, además, aprender sobre nuestra propia cultura, y, no menos importante, conocer gente interesantísima.
En las primeras clases de danés a las que acudí en Dinamarca, me senté junto a un chico pakistaní. Insistía en que viernes se decía friedegg [fraɪd eg] todo junto. En realidad, se dice fredag [ˈfʁεˀda] ¡Qué chico tan gracioso! —pensé—hasta que me di cuenta de que mis carcajadas le estaban cabreando verdaderamente. Lo decía en serio. Huelga decir que no me reí porque pensara que fuera tonto, sino porque realmente creía que estaba de broma.
Los huevos fritos quedaron asociados al bueno de Farooq en mi memoria, porque otro día nos pusieron como tarea conjunta escribir una receta y le propuse que describiéramos una paella. Insistió tanto, que al final me vi obligada a conceder los huevos fritos por encima del arroz.
No cuento esto, ni mucho menos, para reírme de aquél encantador muchacho. Más bien al contrario:
Los malentendidos interculturales pueden provocar situaciones cómicas. Pero que hay que manejarlas con delicadeza y respeto. Así que dejan de ser cómicas en el momento en que a una de las partes no le parece graciosa.
A pesar de que cualquiera está en disposición de aprender, este recuerdo me ha hecho ver las herramientas de interpretación que me ha proporcionado estudiar antropología: me ha ayudado a comprender mejor la situación y, sobre todo, me ha permitido tomar una perspectiva horizontal; la antropología, aunque no cura del todo el etnocentrismo (juzgar todo desde tu perspectiva cultural), ayuda a mitigarlo.
En este caso, cuando aquel chico me decía que viernes se dice Fried egg, creo que lo debía hacer desde su interpretación fonética de una palabra escrita, fredag (que podría perfectamente leerse como freid-eg).
Sería tentador pensar: pobrecillo, no sabe lo que es la paella. ¡Ay, si hubiera habido algún valenciano en la clase! ¡Hubiera pensado exactamente lo mismo de mí!
Ni se me pasaba por la cabeza que la paella no estaba entre sus referencias, y que, en cambio, en Asia es muy común aderezar el arroz con huevo frito.
A esto me refiero con una perspectiva horizontal: mitiga el presupuesto etnocéntrico de que quien no sabe lo que yo (que es lo que hay que saber, punto) es un desafortunado ignorante.
La antropología es un saber fundamental para el respeto de la Humanidad. Creo.