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¿Somos incivilizados los españoles?

No ha habido visitante que no me haya dicho: Claro, aquí (en Dinamarca) como son tan civilizados...

Recordemos varias cosas:

1. Las personalidades colectivas no existen, son una ficción: los hay más y los hay menos civilizados, como en todo el territorio planetario e incluso intergaláctico.

2. Lo más susceptible de ser generalizado son las costumbres, y aún ellas muestran una variopinta heterogeneidad intra-nacional.

3. Por supuesto: las costumbres no van en la sangre, no están marcadas en nuestra memoria genética, sino que ocurren en un contexto cultural- que puede ser tan grande como un país, tan mediano como una oficina y tan pequeño como el salón de tu casa.

4. La definición de un concepto tan amplio como vago (civilización) incluye comportamientos muy diversos, que adelgazamos por esa cualidad humana que es la vagancia cognitiva (me es más fácil entender el mundo con estas gruesas simplificaciones a los rasgos salientes) . La simplificación se produce cuando algo nos resulta chocante, contrasta con aquello que conocemos. Por ejemplo, ir calladito en el tren en lugar de berrear de tal forma que hasta la persona con cascos de la última fila se entera de todos los detalles de tu última conquista romántica.

5. Las costumbres, los protocolos, no ocurren por azar, guardan sus raíces en los tiestos de los valores culturales- aprender lo que hay en la maceta es complejo (y apasionante).

6. Los estereotipos, sean positivos (qué civilizados) o negativos (qué incivilizados) , sean extra-grupo (ellos, los daneses) o intra-grupo (nosotros, los españoles) son cómodos pero muy peligrosos. Son entes a desterrar de las buenas mentes.

Y ahora, paciencia, que lo desdoblo todo:

Algunas costumbres de mi neopaís me encantan: eso de dejar cosas fuera y que nadie las coja, que cuando alguien se encuentre una prenda la cuelgue en el poste más visible para que su dueño pueda recuperarla (en lugar del fútil afanamiento), o que se avise a los vecinos cuando se va a hacer una fiesta (ver foto arriba a la derecha: la nota fue introducida por el hijo de una vecina en los buzones de la calle; dice:

Querido vecino,

Como me han dado permiso para celebrar mi 30 cumpleaños en casa de mi madre (dirección borrada), quería simplemente avisaros de que haremos un poco de ruido el sábado 11.06.2011.

Por supuesto, intentaré mantener un nivel aceptable de ruido.

Se me puede contactar en el teléfono XXXX Un cordial saludo,

XXX

Dar las gracias por todo; cumplir la palabra, aunque te cueste un pie y los dedos del otro. Etc.

Todas estas son costumbres que yo sigo gustosamente. Y no porque las lleve en mis genes, sino porque estoy en el contexto en que se llevan a cabo.

Sin embargo, podría encontrar otro puñado de costumbres que se gastan en mi neopaís (nótese que no digo: los daneses, sino: en Dinamarca) que atentan contra el concepto imaginado del ciudadano cívico:

por ejemplo, poca gente se preocupa de sujetar la puerta al entrar en un establecimiento, la cantidad de narices deformadas que hay en este país no son casualidad. Aunque, ciertamente, se observa una tendencia al alza de la buena constumbre de mirar si viene alguien detrás de ti para no darle con la puerta en las narices literalmente.

O que NADIE se levante a ceder el sitio a alguien que lo necesite. Véase la foto de la izquierda. Sobre esto escribí un post en el que aclaraba que esto de no levantarse tiene una explicación muy otra que el egoísmo individual: que la generosidad intercongénerea (toma) está organizada de otra manera. Pero lo cierto es que lo raro es que alguien se levante para ceder su asiento a alguien necesitado, como en el caso de la foto: una mujer visible y audiblemente embarazada (resoplaba, se llevaba la mano a la tripa, se veía que lo estaba pasando mal) y nadie le cedió el asiento; esta costumbre, aunque disculpo la razón, me disgusta más que la costumbre de regalar tu asiento a quien lo necesita- me parece, en general, más cívica. Ya sé que tampoco en España todo el mundo lo hace, pero no os creáis: yo también he estado y lo he visto, es mucho más frecuente que aquí.

Hay más: las colas en los supermercados son lo más parecido a una jungla silenciosa, el comportamiento espacial en general, los empujomes huérfanos de losientos; las peñas que se juntaban para compartir gastos en caso de ser pillados sin billete en el metro...


Y sin embargo circula la idea de que los españoles (los 45 millones) somos incivilizados (en todo lo que hacemos) y los daneses (los 5 millones) son civilizados (en todo lo que hacen); pues ni lo uno ni lo otro ni todo lo contrario.


Nosotros, los civilizados en, pongamos, las colas del supermercado, lo somos, seamos o no daneses, seamos o no civilizados cuando se trata de hablar a grito pelado.

Lo que ocurre es que, al adelgazar tanto el concepto de "civilizado" como la complejidad de la identidad, usamos una saliencia que es la de molestar o no molestar y nos parece que aquellas culturas en las que es costumbre no molestar (no hablar a berridos, no hacer fiestas con la música a toda caña a cualquier hora, etc etc) son más civilizadas que la nuestra, donde se molesta con cierta frivolidad a los demás. Pero, y este es mi último punto, el civismo consiste en una convivencia armónica, ya sea porque uno intenta no molestar (y de esto hay exponentes en el sur, en el norte, este y oeste) como por tolerar la molestia, por dejar vivir a los demás. En esto quizá influya nuestra cultura/ética católica, donde el perdón tiene un peso mucho más importante que en las culturas de tradición protestante (donde el perdón, y asi, la tolerancia a los "fallos" o las molestias de los demás, no pesa tanto).


Esta misma benevolencia colectiva tiene también sus consecuencias laterales, porque tanto: bueeeno, da igual, se traduce en una corrupción política e institucional que campa a sus anchas, al contrario que en la civilización norteña- hasta hace poco, al menos, que todo se aprende.


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