La respuesta es: Ninguno.
La primera vez que oí sobre este estudio, por llamarlo de alguna manera, fue en 2004, el realizado por Journal of Cross-Cultural Psychology, en el que Dinamarca, como cada año, se hacía con el galardón al país más feliz del planeta.
Primera objeción
¿Acaso tienen sentimientos los países? Son felices las piedras que pisas, el peine que te peina, la canción que es cantada...
Ok. No, creo que la intención de estudio no era poética.
Tendríamos entonces que reformular el enunciado: los habitantes de tal país son los más felices de la Madre Tierra.
Oh, quizá eso tampoco sea muy acertado, porque no todos son felices (bastante obviamente).
Reformulemos:
Estadísticamente hablando, la mayor concentración de personas felices se da en tal país.
Hm. Todavía no, no hemos afinado suficiente...
Segunda objeción
La felicidad no es cuantificable- y menos aún con decimales. La felicidad es una sensación, un sentimiento, lo más intrasubjetivo que pueda uno imaginarse.
Aun cuando me forzara a mí misma a encasillar la felicidad en un número, ¿Cómo podría comparar mi número con el de mi vecino? ¿Cómo sé que él mide de la misma manera que yo? (la respuesta es sencilla: no puedo).
Vivimos en la sociedad de la obsesión numérica. Y eso está muy bien para algunas cosas (y aún estas, muchas veces adolecen de la confianza que merece lo incuantificable, la palabra, el adjetivo).. pero no para otras, por ejemplo, para la felicidad.
Mi felicidad por ejemplo no es un uno o un dos, es ancha, es verso, es un aire que me eleva el esternón. Y otras veces es un simple ordenarse el universo. Encorsetarla en cifras sería una degradación.
Tercera objeción
A lo mejor lo que yo llamo felicidad otros lo llaman estallido, manía, estridencia. Y a lo que yo llamo felicidad otros lo llaman satisfacción.
De forma que cuando me preguntan: ¿tú eres feliz? yo entiendo una cosa y mi vecino otra. Así, estamos contestando preguntas diferentes. Si esto ocurre entre vecinos, qué no ocurrirá entre culturas..
Cuarta objeción
Tanto el propio concepto de la felicidad (¿qué significa ser feliz?) como la expresividad son elementos altamente culturales. Primero, aun cuando supusiéramos que se puede alcanzar un acuerdo sobre lo que es ser feliz, habría una segunda cuestión: en ciertos lugares no está bien visto quejarse, así que cuando te preguntan si eres feliz, tus opciones de responder "no" (y más a un extraño) son más bien reducidas.
Esa expresividad, o permiso para declarar lo que sientes está muy lejos de ser universal. Que uno sonría mucho no quiere decir que sea feliz y viceversa, que uno no sonría no quiere decir que no sea feliz.
Reformulemos otra vez, entonces:
Estadísticamente hablando, la mayor concentración de personas que dicen ser felices (whatever this means) se da en tal país.
Quinta observación (ya no objeción)
La felicidad por países es algo estereotípico: en Escandinavia, como se vive tan bien, se es feliz. Hm. Pues a lo mejor no. O sí y no, y todo lo contrario. Es tan estereotípico como decir que todos los españoles somos alegres y olé.
Pero hay una segunda capa de estereotipo: en los tiempos que corren, donde todo es mensurable, y mensurable desde ciertos parámetros, se supone que tienes que ser feliz si tienes todos tus dientes, tu salud, trabajo (cualquiera y en cualquier condición, no te quejes que tienes uno), dos hijos (porque uno, aparentemente no es suficiente; mejor si son parejita)... una casa, o incluso un iphone, tele de plasma, un coche de tal marca, una preciosa cocina, etc etc etc.. y sorprende (sorprende!) que alguien que no cumple estas cosas pueda declararse o incluso ser feliz.*
Pues bien. La felicidad es algo mucho más grande que todo eso. No dejes que te la roben con un puñado de cifras que viven en un mundo paralelo al que vive tu felicidad.
*y no se te ocurra quejarte, porque si has dado al check en todas esas cosas y dices que no eres feliz es que eres un quejica, un mimado. Un inconsciente. E incluso un insolidario ( cómo te atreves? ) - y conste que no se trata de banalizar sobre las condiciones de vida de nadie. Pero eso es otra cosa muy distinta. Una cosa es la felicidad y otra las condiciones de vida, el bienestar.