Oh, qué bonito es el amor. Y qué emocionante cuando es transnacional, transcultural.
Pero ¿aquí cómo va la cosa? ¿quién toma la iniciativa? Y fijo que si le digo: Estudias o trabajas no lo pilla. Hm.
Y por fin, de una manera o de otra las cosas ruedan... Ese acento, esas palabras: a ver, dime algo en tu idioma. Oii, y qué interesante todo eso que me cuentas: ¿cómo decías que se brinda?
Y entonces no vienen sólo los malentendidos culturales que podría tener cualquiera con una persona de otro mundo (porque sí, somos de otros mundos) ... sino que además te las tienes que ver con la forma de entender las relaciones. Como si fuera poco complicado el amor en las parejas que se supone que hablan el mismo idioma, que juegan el mismo juego... el amor transnacional es como un partido de baloncesto-balonmano Tú juegas al baloncesto, él al balonmano, sin saber que cada uno juega a una cosa distinta.
Un componente fundamental es el género: qué se supone que hace quién, cómo, cuándo, por qué. Unos cuantos constructos bien aprendidos que no son universales en absoluto. Cualquiera que haya tenido una novia o novio extranjero sabe de qué estoy hablando. Pierre Bourdieu, el grandísimo Pierre Bourdieu, hablaba de cómo aprendemos los hábitos, desde pequeños aprendemos a hacer lo que se supone que tenemos que hacer , cuando lo tenemos que hacer, y con quién- y por supuesto, no todo el mundo que tiene que hacer lo mismo: las chicas se supone que no pueden hacer patatín y patatán (como por ejemplo, usar el taladro, o encender la parrilla). Y que por el contrario hacen esto y lo otro. Lo mismo es aplicable a los chicos*.
Y claro, se lían unos pitotes de mucho cuidado. Porque las expectativas que uno tiene de lo que va a hacer el otro no se cumplen o se malinterpretan.
Otra cuestión espinosa es la manera de entender el poder en la relación: Quién tiene el poder y cómo lo consigue. O si, en absoluto, ninguno de los dos está legitimado para mandar más que el otro. Por supuesto, el poder en las relaciones tiene mucho que ver con el género.
Los celos, las posesiones, las imposiciones, no son más que expresiones de poder. Aunque también tiene que ver con la manera que hemos aprendido a entender la pasión, los sentimientos y la expresividad de estos.
Los límites de la privacidad son también un elemento de discordias, porque si hay una cosa que es poco universal, esa es la manera de entender la distancia interpersonal: y vale lo mismo para el cuerpo (aquello de que los españoles nos tocamos y abrazamos todo el rato) que para el espíritu: cuánto tienes tú que saber de mí, cuánto de mi espacio te corresponde por derecho, cuándo tienes que respetar mi no querer compartir...
Y aunque por supuesto, todo esto de lo que hablo, se da también entre parejas de la misma cultura, porque no a todo el mundo le gusta lo mismo, y porque en el mundo entero hay especímenes de todas las categorías: la diferencia está en la conciencia de la discordia, en el conocimiento del posicionamiento. Las relaciones multiculti están siempre bajo la cuerda de la sospecha del absoluto malentendido.
Y mientras es importante aprender a identificar los malentendidos culturales (o las diferencias culturales), eso no quiere decir que haya que minusvalorarlos, que no haya que trabajarlos, que lo de: es que yo soy de allí no vale para mucho si uno no logra encontrar una manera de solucionar los potenciales problemas que esas maneras de entender las relaciones puedan acarrear. En una relación internacional el What goes without saying (o Hay cosas que no hace falta decir) es la mayor mentira del mundo mundial. Y es agotador tener que explicaro todo todito todo. Pero al mismo tiempo es una oportunidad de oro para hacer un poco de autocrítica, de cuestionar las cosas que habíamos aceptado sin más. Y esto nos hace crecer como personas, nos obliga a hacer un ejercicio de tolerancia de insospechadas dimensiones.
No menos importante es el problema del idioma. Aunque con el tiempo se puede aprender el otro idioma, es más importante aún entender los guiños, los matices, el contexto de las palabras, los significados extrasemánticos- ... quizá se puede aprender qué significa decir fistro (y no sólo el puro significado de la palabra, sino el hecho de usarla) pero ¿se puede aprender el significado de hablar con acento Poli Díaz? (Y claro, la cuestión de convertirse en intérprete jurado de la noche a la mañana cuando vas de visita a casa: tradúcele, que no se entera; las conversaciones pierden bastante fluidez, en serio.)
Todo esto no es nada en comparación con cuando aparecen los hijos... de eso hablamos otro día.
Pero no todo es tan horrible. Las relaciones internacionales son enormemente enriquecedoras y fantásticas.
*Seguro que ocurre lo mismo en parejas homosexuales, donde los roles que toma uno u otro (una u otra) llevan implícitos un chorro de expectativas.